El Refugio en Tlaquepaque fue un hospital desde el año 1885 hasta 1979 que dejó de funcionar en este rubro, las monjas josefinas en las últimas dos décadas del siglo XIX eran las enfermeras y encargadas del nosocomio, pero según cuentan el espíritu de una de estas monjas aún se puede escuchar y observar en los pasillos y habitaciones del lugar.
En 1979 todas las monjas se fueron, menos ella, ¡la monja ahí sigue! como un ánima en pena, en aquellos tiempos cuando el hospital atendía enfermos su presencia era misteriosa, en el día se escondía, pero durante las noches silenciosas ella es el único ruido, su andar por los pasillos y su sombra con la luz de las lámparas, cuando sus compañeras rezaban para ahuyentar al maligno, la monja entraba a las habitaciones del enfermo delirante y sin decir Ave María, posa en la frente su mano helada y se va.
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El nuevo doctor, al conocer la historia se burló, pero al tercer día sucedió lo esperado al incrédulo galeno, durante la charla con su colega, se vuelve pálido, no salen palabras, está aterrado, apunta hacia el pasillo, grita: “¡La monja! ¡La monja”!, su compañero no ve nada, “una monjita de blanco” levitando y arrastraba una cadena con espantoso ruido después, desapareció y al día siguiente el nuevo médico se marchó.
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El médico años después murió y siempre juró lo que vio
La leyenda dice que su espíritu en pena descansará cuando alguien descubra un el tesoro , en la fila 7 de las bancas, exactamente donde le tocaba la misa en la capilla de El Refugio, el dinero era de un millonario de Colotlán el cual entregó a las monjas antes de su muerte para el cuidado de su hija enferma y pudieran salvar su vida, pero la niña murió.
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