El calor ya comenzó y muchos insectos comienzan a proliferar en los domicilios de todos, desde cucarachas de resumideros, hormigas en busca de azúcar hasta molestas chinches de cama o madera, seguro nos dan uno que otro dolor de cabeza, por eso intentamos bajo todos los medios posibles erradicarlas.
No obstante, lo que muchas veces no sabemos es que más allá de incómodas o molestas, las chinches infectadas producen una afección parasitaria llamada “chagas”, que causada por el “tripanosoma cruzi” y que de hecho, el pasado 14 de abril fue el día mundial de la lucha contra dicha enfermedad.
¿Cómo se contagia el Chagas?
Este padecimiento puede ser contraído debido al piquete o mordedura de una chinche infectada, (no todas lo poseen, al igual que no todos los perros callejeros tienen rabia o sarna), aunque también puede pasar por transfusión de sangre, trasplante de órgano o incluso el consumo de alimentos contaminados durante el embarazo.
¿Cuáles son los padecimientos asociados al Chagas?
El Chagas tiene dos estadios, la fase aguda desarrollada a partir del día siguiente de la picadura o mordedura en donde se presenta hinchazón en la zona afectada que se acompaña de fiebre, dolor de cabeza, náusea, dificultad para respirar, dolor de músculos, abdomen y/o pecho.
Se estima según la OMS que del 70 al 80% de personas con Chagas pueden vivir de forma asintomática, pero del 30 al 20% podrían pasar a la fase crónica que genera daños al corazón, tracto digestivo y sistema nervioso, entre los que pueden estar cardiopatías, alteraciones de ritmo, (arritmias y taquicardias), dilatación de colon o esófago, etc.
Los especialistas de la salud y médicos convergen en que la detección oportuna de esta enfermedad hace la diferencia en el avance y evolución del caso para que no genere daños irreversibles en el sistema nervioso central.
¿Cómo prevenimos el Chagas?
Si bien la primera lógica es evitar bajo toda consigna la presencia de chinches en nuestro hogar y lavar todo lo que comamos con agua de garrafón y cocinarlo, así como evitar dejar alimentos sin cubrir del entorno; también existen exámenes clínicos como el “tamizaje serológico” que analiza los trasplantes de sangre y órganos y a las mujeres embarazadas para evitar que las personas se contagien.
