La historia expuesta muestra una realidad común en muchos hogares: Ingrid quedó paralizada cuando fue víctima de abuso sexual desde los seis o siete años por parte de un tío, en un ambiente familiar que ignoró las señales de riesgo. Esta experiencia coincide con cifras que indican que uno de cada cuatro niños sufre abuso sexual y que más del 80% de los casos son cometidos por alguien cercano. Asociaciones señalan que en diciembre y enero los incidentes pueden aumentar hasta un 40% debido a reuniones donde hay alcohol y los menores quedan sin supervisión.
Con información de: Rodrigo Alvarez
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