A pesar de las adversidades, Armando ha encontrado una forma digna de subsistir fabricando casitas para perros con madera reciclada, clavos y un martillo, demostrando gran creatividad. Aunque no es carpintero de oficio, sino herrero y soldador, la necesidad y la observación lo llevaron a aprender a diseñar y armar estas piezas. Su padre, le enseñó a trabajar, y él aplica conocimientos en los techos de las casitas. Armando llegó a esta zona tras una separación familiar que lo dejó en la calle. Armando se describe como alguien que no se rinde, transformando la madera desperdiciada en refugios para animales y demostrando que es posible salir adelante.
Con información de: Cecilia Cerna
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