La alimentación suele ser el foco principal cuando se habla de salud física y emocional, pero un análisis reciente amplió la discusión hacia un elemento que suele pasar desapercibido: los recipientes donde servimos la comida.
Una investigación internacional realizada por Sapien Labs, organización especializada en evaluar tendencias globales de bienestar mental, encontró una posible relación entre el uso constante de trastes y utensilios de plástico y el deterioro de distintos indicadores psicológicos.
El estudio revisó los datos de más de 270 mil personas de 130 países, quienes participaron en la valoración Mind Health Quotient, una escala que examina casi medio centenar de aspectos vinculados al funcionamiento cognitivo, emocional y social.
¿Qué efectos observaron en quienes comen con frecuencia en recipientes plásticos?
Los resultados mostraron una tendencia clara: las personas que consumen alimentos con regularidad en recipientes de plástico —sobre todo cuando están calientes— registran puntajes más bajos en áreas como motivación, equilibrio emocional, capacidad cognitiva y sensación general de bienestar.
De acuerdo con el informe, esta tendencia se mantiene incluso entre quienes siguen una dieta saludable, lo que sugiere que el problema no está en el contenido del plato, sino en el material que lo sostiene.
¿Cómo se comportan estas cifras en México?
El patrón observado a nivel global también se reflejó entre los participantes mexicanos.
Quienes casi nunca utilizan recipientes de plástico obtuvieron calificaciones altas en bienestar mental. Sin embargo, los puntajes descienden conforme aumenta la frecuencia de uso: de valores cercanos a 90 puntos bajan hasta niveles alrededor de 60 entre quienes comen en envases de plástico todos los días.
El consumo de alimentos calientes en estos recipientes también marcó diferencias significativas. Según el análisis, el porcentaje de personas con indicios de afectación en su salud mental aumentó al incrementarse la exposición cotidiana.
¿Qué implican estos hallazgos y qué falta por investigar?
Aunque todavía se requiere más evidencia científica para comprender de manera precisa cómo interactúan los microplásticos con el cerebro humano, los investigadores consideran que estos resultados son una señal para repensar prácticas tan comunes como guardar o calentar comida en plástico.
La investigación plantea que una parte importante de la población mundial consume alimentos calientes en envases plásticos cada semana, una frecuencia suficiente para que el tema se coloque en la agenda de salud pública.
Podría Interesarte: Clásico Nacional Femenil: Así quedaron los goles y el marcador en la ida de semifinales entre Chivas y América












