La flor de Nochebuena, conocida en náhuatl como Cuetlaxóchitl, cuyo significado es “flor de cuero”, tiene un origen profundamente arraigado en las culturas prehispánicas de México. Para los mexicas, esta planta era considerada sagrada y representaba la pureza, la vida nueva y la sangre, elementos vinculados con la renovación y el ciclo vital. Su color rojo intenso la hacía protagonista en ceremonias religiosas, además de ser utilizada para adornar palacios y teñir textiles, así como con fines medicinales.
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Con la llegada de la época colonial, la flor fue reinterpretada dentro del contexto cristiano. Frailes franciscanos establecidos en la región de Taxco observaron que la planta florecía de manera natural durante el mes de diciembre, coincidiendo con las celebraciones de la Natividad. A partir de entonces, comenzó a utilizarse para adornar iglesias y belenes, recibiendo el nombre de “Nochebuena” y consolidando su vínculo con la Navidad, tradición que se extendió rápidamente por distintas regiones del país.
La proyección internacional de la Nochebuena se dio en el siglo XIX, cuando el diplomático estadounidense Joel Poinsett llevó ejemplares de la planta a Estados Unidos, donde fue nombrada Poinsettia en su honor. Posteriormente, el horticultor Albert Ecke impulsó su comercialización, desarrolló nuevas variedades y fortaleció su presencia en el mercado ornamental, convirtiéndola en un símbolo navideño de alcance global.
En cuanto a su significado, la Nochebuena conserva una rica carga simbólica. En el ámbito prehispánico representaba la esperanza, la vida y la renovación; dentro de la tradición cristiana, se le asocia con la Estrella de Belén, la sangre de Cristo y la luz que guía en la oscuridad. Culturalmente, es considerada un emblema de la flora mexicana y una de las principales aportaciones del país al mundo en materia ornamental.
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Entre las curiosidades de esta planta destaca su nombre científico, Euphorbia pulcherrima, que significa “la más bella”. Además, lo que comúnmente se conocen como pétalos rojos son en realidad brácteas, es decir, hojas modificadas, mientras que las flores verdaderas son pequeñas y de color amarillo, ubicadas en el centro de la planta.
