Entre hogueras y deseos: la magia del Día de San Juan

Cuando el sol comienza a ocultarse el 23 de junio, en muchos lugares del mundo las personas se preparan para una noche que parece fuera del tiempo. Es la víspera del Día de San Juan, una celebración donde se entrelazan rituales paganos, creencias cristianas y magia popular. En las playas, los campos y hasta en los patios de casa, se encienden hogueras, se lanzan deseos al cielo y se corre hacia el agua como si esta noche lo pudiera todo.

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Se dice que es la noche más corta del año, justo después del solsticio de verano en el hemisferio norte. Pero más allá del calendario astronómico, esta fecha ha sido señalada desde la antigüedad como un momento en el que la naturaleza alcanza su punto más alto de energía. Por eso, los antiguos celtas y otras culturas europeas encendían fuegos sagrados para ahuyentar los malos espíritus y atraer la buena fortuna.

Con la llegada del cristianismo, muchas de estas festividades se transformaron. El 24 de junio es el día dedicado a San Juan Bautista, primo de Jesús, y según la tradición, nació seis meses antes que él. La Iglesia adaptó la fecha para celebrar su nacimiento, pero las costumbres paganas nunca desaparecieron, solo se fusionaron con los nuevos símbolos religiosos.

Los más populares incluyen saltar una hoguera, lanzar papelitos con deseos al fuego, bañarse en el mar a medianoche o recolectar hierbas mágicas como el romero y la verbena. Dicen que si haces tu ritual con fe, la noche de San Juan cumple tus sueños. Porque en esta fecha, según la leyenda, la línea entre lo real y lo mágico simplemente se desvanece.

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