El edificio más importante del siglo XIX y Patrimonio Mundial de la UNESCO: ¿Sigue activo el Hospicio Cabañas de Guadalajara?

Fundado en 1810 por el obispo Juan Cruz Ruiz de Cabañas y Crespo, el entonces llamado Hospicio de la Caridad y Misericordia de Guadalajara se pensó como una institución única en América: un refugio para huérfanos, ancianos, enfermos, y personas con discapacidad en un solo recinto. La misión era clara: proteger a los más vulnerables con dignidad.

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El diseño estuvo a cargo de Manuel Tolsá, el arquitecto más influyente del virreinato, conocido por obras como el Palacio de Minería y la estatua ecuestre de Carlos IV, este edificio se terminó hacia 1845, tras varias pausas por la guerra de Independencia. Su trazo neoclásico incluye 23 patios, 162 habitaciones, columnas dóricas, capillas, salas comunes, y una monumental cúpula de 32.5 metros, visible desde gran parte del centro de Guadalajara.

A partir de 1980, se convirtió en el Instituto Cultural Cabañas, y entre 1937 y 1939 fue intervenido por el muralista José Clemente Orozco, quien dejó allí una de sus obras maestras: El Hombre de Fuego, en la capilla mayor, rodeado por 56 frescos que retratan escenas de injusticia, revolución y humanidad.

En 1997, la UNESCO lo declaró Patrimonio de la Humanidad, destacando su arquitectura ejemplar, su función filantrópica adelantada a su tiempo y la obra muralística de Orozco como herencia universal.

Hoy, el recinto funciona como museo y espacio cultural que alberga exposiciones nacionales e internacionales, así como actividades educativas. Es también referencia visual y simbólica de Guadalajara, enclavado en el corazón de la ciudad, frente a la Plaza Tapatía.

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