Con la llegada del invierno, el descenso de temperaturas genera expectativas sobre la posible caída de nieve en distintas regiones del país; sin embargo, este fenómeno se presenta únicamente en zonas específicas de México.
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La nieve es una forma de precipitación sólida que se produce cuando el agua suspendida en la atmósfera se congela a temperaturas inferiores a los 0 grados Celsius. Al unirse los cristales de hielo, se forman copos que caen por efecto de la gravedad. Para que este proceso ocurra, deben coincidir temperaturas bajas y suficiente humedad en el ambiente.
En la mayor parte del territorio nacional estas condiciones no se cumplen. México se ubica en su mayoría en una franja geográfica donde predominan temperaturas más altas, lo que impide que las gotas de agua se congelen. Además, en amplias regiones del país la humedad atmosférica es insuficiente para la formación de nieve, por lo que solo se registran descensos térmicos o, en algunos casos, aguanieve.
Las zonas donde sí puede presentarse este fenómeno son áreas montañosas y de mayor altitud, donde las temperaturas son más bajas y la humedad es mayor.
Entre los lugares donde se han registrado nevadas se encuentran regiones de Chihuahua como Creel, Bocoyna y Guazapares; Mexiquillo, en Durango; San José de Gracia, en Aguascalientes; Arteaga, en Coahuila; y Sombrerete, en Zacatecas.
En contraste, estados como Baja California Sur, Jalisco, Michoacán, Guerrero, Veracruz, Tabasco, Quintana Roo y Oaxaca, entre otros, no reúnen las condiciones necesarias para la formación de nieve durante el invierno, por lo que el fenómeno es poco probable.
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De esta manera, aunque el invierno trae consigo bajas temperaturas en diversas regiones del país, la caída de nieve continúa siendo un evento limitado a zonas específicas con características climáticas particulares.
