Es la angustiante historia de una familia que viene de Culiacán. Su dolor comenzó cuando el pequeño Javier Emilio tenía poco más de un año, era un día normal, el bebé gateaba y empezaba a explorar su entorno, por ello no se les hizo extraño que presentará “moretes” en sus piernas, sin embargo, los moretones no se quitaban y al realizarle estudios vino un diagnóstico que no esperaban.
Anemia Aplásica, un padecimiento que se caracteriza porque el cuerpo deja de producir suficientes células sanguíneas nuevas, es poco frecuente y el daño puede ser en el nacimiento o por una fuerte infección.
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Para Maritza y Javier, padres del pequeño Emilio, no fue nada sencillo y ahí comenzó su travesía, primero fue internado en Culiacán y después llegaron a tierras tapatías.
Desde hace un año es atendido en el Hospital Civil de Guadalajara, le hicieron un tratamiento que es muy agresivo y puede tener consecuencias graves, debe estar monitoreado y le realizan transfusiones constantemente, lo cual es muy complicado porque requieren de donadores y al no ser de aquí su situación se vuelve más difícil, sin dejar de mencionar la parte económica que también es muy importante. No han dejado de luchar por la salud de Javier Emilio y no pierden la esperanza de que su tratamiento funcione para así evitar un trasplante de médula que es sumamente costoso.
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Esta es una de esas historias que nos llevan a la reflexión, no sabemos cuándo nos podamos enfrentar a algo similar por ello le hago una pregunta, ¿Por qué nos cuesta tanto decir sí a la donación de sangre altruista?
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