Paren el mundo, porque estas frutas son realmente verduras

Llevamos toda nuestra vida siendo engañados, porque mucho de lo que jurábamos que era una verdura y pasa por nuestro plato, resultó ser una fruta que incluso… Guisamos.

Jessica Martin
Tendencia y Viral
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Es casi tan vieja como la historia del mundo la discusión entre nutricionistas, botánicos y humanidad en general sobre lo que pasa por su plato y la clasificación que se le brinda o no a esto, puesto que luego resulta que muchas cosas que guisamos, cocemos…
¡Pero hoy se acaba la discusión!

¿Verdura o fruta?

En términos botánicos, una fruta es la parte de la planta que contiene semillas. Las frutas se desarrollan a partir del ovario de la flor después de la polinización y posterior fertilización, formando así una cubierta protectora sobre las semillas.

Por otro lado, las verduras son todas las demás partes de la planta que son comestibles como raíces, tallos, hojas, tubérculos, gérmenes, semillas o brotes. Siguiendo las premisas de la botánica, las manzanas, las calabazas y los jitomates son todas frutas, mientras que algunas raíces como el betabel, rábano o papas son verduras. También pertenecen al grupo de las verduras las hojas como la col rizada, las espinacas y la lechuga y diversos tallos como el brócoli o el apio.

¿Dónde entra la discusión?

Las frutas son, desde un punto de vista botánico, una subcategoría de verduras. De este modo, todas las frutas pueden ser consideradas en realidad verduras, pero no todas las verduras son frutas.

Sin embargo, en términos culinarios y gastronómicos la percepción es bastante diferente. Mientras que algunos alimentos son frutas botánicamente hablando, al presentar un sabor salado los chefs lo consideran verduras. Esto sucede con algunas frutas botánicas como las berenjenas, los pimientos y los tomates.

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Un debate antiguo


La controversia que hoy “nos aqueja” es más vieja de lo que creemos, pues según expertos historiadores se sabe que esta discusión data de la Corte Suprema de los Estados Unidos en el siglo XIX, ya que en 1987, se aprobó una ley que asignaba impuestos a las verduras importadas, pero no a las frutas. Las empresas que se encargaban de importar jitomates argumentaron que estaban exentas de pagar el impuesto, ya que se trataba de una fruta y no de una verdura.
Además, recurrieron a la botánica para reforzar su argumento, demostrando que el tomate, al ser el producto de una flor, era una fruta.

El gobierno reconoció que, en términos botánicos, el tomate era una fruta. Sin embargo, alegaron que al servirse como parte de las comidas y no en los postres se le consideraba una verdura. Las compañías se vieron obligadas a pagar los impuestos, abriendo así un debate que ha permanecido hasta nuestros días…

¿Quién diría lo que una ley puede cambiar?

Para terminarte de traumar

Algunos ejemplos de frutas que creíamos eran verdura son: jícama, betabel, jitomate, aguacate, calabaza, pepino, berenjena, chícharos, chayote, aceituna, maíz, garbanzo, pimiento morrón… Y si te preguntas porqué con sincera consternación, te diremos que es porque la definición botánica así lo estipula, aunque se “acepte” el que mucha gente los asuma verdura puesto que realmente se pueden guisar en una clasificación culinaria y que realmente estamos impuestos a comerlos cocidos.

¿Irónico, no?

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