El Gobierno de México calificó las manifestaciones de los agricultores y ganaderos respecto a la Ley de Aguas como el intento de algunos grupos de “mantener privilegios que ya no queremos que existan”, una declaración que generó gran indignación entre los productores.
Un agricultor de Querétaro respondió al gobierno pidiendo que se den cuenta de que ya no hay miedo para manifestarse y que deje de “satanizarlos”.
Los agricultores insisten en que sus protestas no son políticas, sino una defensa legítima contra lo que consideran un “atropello” del Gobierno Federal.












