En Tequila, Jalisco, crece la inconformidad social luego de que se revelara que el presidente municipal, Diego Rivera, convirtió el Museo Nacional del Tequila en su espacio personal. A más de cinco meses del señalamiento, no se han aplicado sanciones ni se ha emitido una resolución clara sobre el destino del inmueble, que forma parte del patrimonio cultural del estado.

El recinto, que debería preservar la identidad e historia del municipio, fue modificado y utilizado como vivienda del edil, pese a advertencias de la regidora Alondra Romero Cordero, quien señaló que el museo pertenece al Gobierno del Estado y cuestionó la legalidad del uso personal. Rivera minimizó la situación y justificó el cierre del museo bajo el argumento de realizar remodelaciones urgentes.

Habitantes y organizaciones continúan exigiendo que se esclarezcan responsabilidades y se garantice la protección del patrimonio cultural.

Con información de: Janely Rivera

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