Los proyectos prometedores se convierten en un espejismo. El Tren Maya, el AIFA, Mexicana de Aviación, el Gas del Bienestar y la Farmaciota siguen un patrón repetido: inversiones millonarias con retornos escasos y beneficios que rara vez impactan a la población.
Las cifras son claras: el gasto público se desperdicia en iniciativas que no prosperan, dejando a los ciudadanos a enfrentar las consecuencias. El enfoque populista sigue hipotecando el futuro de muchos mexicanos.