México arrastra una herencia que sigue pesando en la vida cotidiana de millones de personas. Al cierre del sexenio encabezado por la llamada Cuarta Transformación, los registros oficiales dejaron al descubierto un escenario marcado por la violencia, las desapariciones y el crecimiento de delitos que afectan directamente a la población civil.
Durante ese periodo, el país alcanzó cifras que no solo encendieron alertas entre especialistas en seguridad, sino que también generaron preocupación social. Los datos concentrados por el Sistema Nacional de Seguridad Pública reflejan una etapa que quedó registrada como una de las más complejas en materia de seguridad pública.
Uno de los indicadores más sensibles fue el número de homicidios dolosos. A lo largo de seis años se contabilizaron más de 200 mil asesinatos, una cifra que colocó a ese sexenio como el más violento del que se tenga registro en México.
El problema no se limitó a los homicidios. Las desapariciones también mostraron un crecimiento considerable. En comparación con el periodo presidencial anterior, los casos prácticamente se triplicaron, pasando de poco más de 17 mil a más de 52 mil personas desaparecidas en seis años, una estadística que dejó huella en miles de familias.
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