El evento con el que todos los mexicanos crecimos previo a la navidad son las posadas que acompañadas de las pastorelas o representaciones del Belén, (nacimiento de Cristo), iban permeando de a poco el espíritu navideño en nuestras almas infantiles.
Y es que, ¿quién no recuerda pedir posada o la alegría de reunirnos con los seres queridos para comer, cantar y convivir?
No obstante, conforme vamos creciendo nos quedamos sin referentes claros y a veces, nos perdemos en el calendario y no sabemos cómo ni cuándo deberíamos hacer una posada tradicional, ya que, aunque parezca imposible, en efecto, hay fechas específicas para que nuestra reunión decembrina se catalogue como “posada”, (igualito que hay un motivo para poner corona de adviento o un día para poner el arbolito).
La historia de las posadas
Las posadas tradicionales se celebran a partir de ocho días antes del 24 de diciembre, (la navidad), y cuatro días después del Día de la Virgen de Guadalupe, (12 de diciembre), y tienen, como se puede asumir una raíz de carácter católico, ya que empezaron a celebrarse posterior a la conquista y la Colonia con los españoles en nuestro territorio, como una forma de conmemorar el peregrinaje de Jerusalén a Belén de María y José en la víspera de la natividad, (próximos a que María alumbrara, dicho de una forma más coloquial).
Si bien, sus raíces son religiosas a partir del siglo XVIII se hicieron parte de la cultura popular, ya que las familias mexicanas les agregaron pastorelas y representaciones jocosas de escenas de nacimiento con presencia de ángeles, diablitos, ingeniosas rimas, así como el cantar para pedir “posada”, (hospedaje) en la casa en la que se está llevando a cabo la celebración.
Los elementos tradicionales de la posada
Tradicionalmente en estas celebraciones además de rezar y pedir posada rememorando cómo José y María fueron de casa en casa buscando alojamiento para que Jesús pudiera nacer, se acostumbra partir una piñata de barro con siete picos que representaba los pecados capitales y al romperse arrojaría una “colación”, (fruta y cacahuates) que asemejaban las virtudes y bondades que la vida te daba al ser bueno.
Igualmente, suele acostumbrarse el encendido de velas y si se celebran en domingo prender la vela correspondiente al fin de semana de Adviento que corresponda.
Estos festejos en “preparación” a la llegada del 24 de diciembre culminan con la “misa de gallo”, (de medianoche) el 24 de diciembre y el acostar al niño en el Belén, momento donde pasa de ser Nochebuena a Navidad y entonces sí, se departen los alimentos en forma.
¿Sabías esto?, ¿Aún celebras las posadas de esta manera?
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