¿Sólo huele mal? El sargazo también puede enfermarnos

Primero llegó el mal olor. Luego, la picazón, los ojos rojos y la tos. El sargazo, esa alga marrón que invade playas mexicanas cada año, no solo arruina la vista: también daña nuestra salud

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Las vacaciones en el mar solían tener otro aroma. Pero desde hace unos años, en lugar del salitre y la brisa fresca, muchas playas mexicanas reciben a sus visitantes con un fuerte olor a huevo podrido.

Es el sargazo: una macroalga que, al descomponerse, libera gases tóxicos como el sulfuro de hidrógeno, el amoníaco y el metano.

Ese olor no sólo incomoda, también enferma. Irrita ojos, garganta y nariz. Para quienes padecen asma, alergias o enfermedades respiratorias, puede ser un detonante grave. En países del Caribe, miles de personas ya han sido atendidas por exposición prolongada a estos gases.

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Picazón, infecciones y algo más

Tocar el sargazo, caminar sobre él o nadar cerca puede causar sarpullido o escozor. Esto se debe a los microorganismos que viven entre sus ramas: larvas de medusa, bacterias o pequeños crustáceos que pueden provocar reacciones en la piel e incluso infecciones si hay heridas abiertas.

Aunque parece una simple alga, el sargazo actúa como una esponja que absorbe contaminantes del mar: metales pesados como arsénico y mercurio, microplásticos o pesticidas. Todo eso se queda en su masa oscura, y aunque no lo veamos, sigue liberando sustancias que pueden afectarnos si respiramos o comemos mariscos contaminados.

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¿Cómo cuidarse si hay sargazo?

La recomendación es clara: evita el contacto directo, no camines descalzo sobre sargazo acumulado, y si el olor es muy fuerte, aléjate del área o usa mascarilla. En casa, cierra puertas y ventanas si el olor invade la zona. Y ante cualquier síntoma persistente, busca atención médica.

El mar sigue siendo un lugar de belleza, pero cuando la marea cambia, también debemos aprender a protegernos de lo que trae.

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