Con la llegada de diciembre, México revive una de sus celebraciones más entrañables: las posadas, una tradición que mezcla fe, simbolismo y convivencia familiar. Todo inicia con la letanía, donde peregrinos y posaderos recrean el camino de José y María en busca de alojamiento. La fiesta continúa con la piñata de siete picos, que representa los pecados capitales y cuya ruptura simboliza vencer el mal. No faltan la colación, el ponche caliente, los aguinaldos, el nacimiento y, en muchos casos, las pastorelas.
Entre villancicos, papel picado y luces, las posadas fortalecen el sentido de comunidad y mantienen vivo el espíritu navideño.
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