A veces, una buena carcajada puede ser más terapéutica que mil palabras y se le conoce como: Risoterapia.
Suena simple, pero no es cualquier risa, sino esa que se provoca a propósito a través de dinámicas, juegos o simplemente recordando algo chistoso.
Esta técnica activa las endorfinas -sí, las famosas hormonas de “la felicidad"- y reduce el cortisol que aumenta con el estrés ¿El resultado? Menos ansiedad, mejor ánimo y una sensación de tranquilidad difícil de explicar.
Con información de Eddy Servín.
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