De acuerdo con distintas interpretaciones culturales y simbólicas difundidas por medios especializados, existen colores que se recomienda evitar durante la celebración de Año Nuevo, ya que se asocian con ideas como cierre de ciclos, estancamiento o falta de avance. Aunque estas creencias no son universales, forman parte de tradiciones populares.
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Entre los colores que comúnmente se mencionan se encuentran:
• Negro: Se relaciona con el luto, el cierre de etapas y la absorción de energía.
• Gris: Se asocia con indecisión, lentitud y falta de claridad para avanzar.
• Azul oscuro (marino o noche): Puede representar frialdad emocional o melancolía.
• Café o tonos tierra: Se vinculan con inmovilidad y dificultad para generar cambios.
• Amarillo pálido: En tonos muy tenues, puede interpretarse como inseguridad o temor al cambio.
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Especialistas señalan que, más allá del simbolismo, la elección de vestimenta debe priorizar la comodidad y la actitud personal con la que se inicia el nuevo año.