La NASA ha confirmado un evento astronómico que, aunque no representó un peligro real, ha encendido las alarmas sobre nuestra capacidad de detección temprana. El pasado 22 de diciembre, un asteroide de aproximadamente siete metros de longitud, dimensiones comparables a las de un autobús escolar, pasó a una distancia inusualmente cercana a nuestro planeta.
Bautizado como 2025 YS3, el asteroide se desplazó a una velocidad de 30,000 kilómetros por hora, situándose a tan solo 50,000 kilómetros de la superficie terrestre. Esta distancia es significativamente menor que la que nos separa de la Luna, ubicándose incluso dentro de la órbita de algunos satélites geoestacionarios.
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