El consumo de frutos secos se asocia con beneficios para la salud de la piel debido a su contenido de antioxidantes, grasas insaturadas, vitaminas y minerales. Nutrientes como la vitamina E, los ácidos grasos omega-3, el zinc y el selenio participan en procesos relacionados con la protección celular, la hidratación y la regeneración de tejidos.
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Diversos frutos secos aportan nutrientes específicos que contribuyen a estas funciones:
Las almendras contienen vitamina E, un antioxidante que ayuda a proteger las células del daño oxidativo y a mantener la hidratación cutánea.
Las nueces aportan ácidos grasos omega-3, relacionados con la reducción de procesos inflamatorios, además de zinc, que participa en la regeneración celular.
Los pistachos contienen vitamina B6 y compuestos antioxidantes que intervienen en la síntesis de colágeno y en el equilibrio de la piel.
Las avellanas son fuente de vitamina E y otros antioxidantes que participan en la protección frente al daño ambiental.
Las nueces de Brasil destacan por su contenido de selenio, mineral involucrado en la protección celular y el funcionamiento metabólico, cuyo consumo debe ser moderado.
Los anacardos, también conocidos como nueces de la India, aportan zinc, cobre y selenio, minerales que participan en la oxigenación de los tejidos y en la producción de colágeno.
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La inclusión regular de una porción moderada de frutos secos, aproximadamente 30 gramos al día, puede contribuir a cubrir requerimientos de micronutrientes esenciales relacionados con el mantenimiento de la piel y otras funciones del organismo.