El gasto de electricidad en una vivienda depende en mayor medida de los electrodomésticos que funcionan durante largos periodos o de forma constante. Aunque suele atribuirse el consumo a la iluminación o a dispositivos pequeños, distintos análisis técnicos señalan que algunos equipos representan la mayor parte del uso energético doméstico.
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Entre ellos, el refrigerador destaca por operar las 24 horas del día, lo que lo convierte en uno de los aparatos con mayor demanda eléctrica dentro del hogar. Su consumo se mantiene de manera permanente para conservar la temperatura interna, independientemente del tamaño de la vivienda.
Refrigerador y aire acondicionado, los de mayor consumo
El refrigerador concentra una proporción relevante del consumo energético doméstico debido al funcionamiento continuo de su compresor. Un uso inadecuado puede incrementar el gasto eléctrico. Ajustar correctamente el termostato, limpiar periódicamente la parte trasera, evitar abrir la puerta con frecuencia y colocarlo lejos de fuentes de calor son prácticas que ayudan a moderar su consumo.
De acuerdo con programas internacionales de eficiencia energética, los electrodomésticos con certificaciones de ahorro pueden consumir considerablemente menos electricidad que modelos antiguos, en especial aquellos con más de diez años de uso, gracias a mejoras en aislamiento, motores y control de temperatura.
No obstante, el aire acondicionado suele superar al refrigerador en consumo total cuando se utiliza de forma prolongada. Un equipo estándar puede registrar un gasto elevado si funciona varias horas al día, y los modelos de mayor capacidad incrementan aún más esta cifra. Por esta razón, en regiones con altas temperaturas el consumo eléctrico tiende a aumentar de forma notable durante ciertas temporadas.
Consumo en modo de espera y hábitos de uso
Además de los electrodomésticos principales, existe el llamado consumo en modo de espera, que ocurre cuando los aparatos permanecen conectados sin estar en uso. Televisores, microondas, cargadores y computadoras continúan demandando energía aun apagados. Estudios especializados estiman que este tipo de consumo puede representar una parte significativa del gasto anual en electricidad.
Desconectar los dispositivos cuando no se utilizan o emplear extensiones con interruptor ayuda a reducir este uso innecesario. Otras acciones que influyen en el consumo incluyen cambiar focos incandescentes por iluminación LED, lavar ropa con agua fría y aprovechar la luz natural.
A mediano plazo, elegir electrodomésticos eficientes y realizar revisiones del sistema eléctrico del hogar permite identificar consumos elevados. A largo plazo, alternativas como la generación de energía propia y el ajuste de hábitos según los horarios de uso contribuyen a un manejo más eficiente de la electricidad.
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La reducción del consumo energético se logra mediante la combinación de decisiones informadas, prácticas cotidianas y tecnología adecuada.
