La salud renal depende en gran medida de la alimentación. Especialistas en nutrición y salud coinciden en que ciertos alimentos, por su alto contenido de sodio, potasio, fósforo o por un consumo excesivo de proteínas, pueden representar un riesgo para los riñones, en particular cuando existe una enfermedad renal diagnosticada.
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Alimentos altos en sodio
El sodio en exceso puede elevar la presión arterial, uno de los principales factores asociados al daño renal. Se recomienda limitar el consumo de:
• Alimentos ultraprocesados como comida rápida, botanas saladas y comidas congeladas.
• Carnes procesadas y embutidos, entre ellos salchichas, jamón y tocino.
• Productos enlatados o conservados en salmuera, como verduras y encurtidos.
• Salsas comerciales, sazonadores industriales y pastillas de caldo.
• Sal de mesa; se sugiere sustituirla por hierbas y especias naturales.
Alimentos altos en potasio
En personas con enfermedad renal crónica, la eliminación del potasio puede verse afectada, lo que puede generar alteraciones cardíacas. Deben consumirse con moderación:
• Frutas como plátano, aguacate, dátiles e higos secos.
• Verduras como espinaca, remolacha y jitomate, principalmente crudos.
• Frutos secos.
• Chocolate.
• Café soluble, que suele contener más potasio que el café de grano.
Alimentos altos en fósforo
Un exceso de fósforo puede afectar la salud ósea y vascular. Se recomienda limitar:
• Yema de huevo.
• Vísceras y algunas carnes procesadas.
• Productos lácteos como leche y queso, bajo supervisión médica.
• Leguminosas como frijoles y lentejas.
• Bebidas gaseosas y energéticas que contienen aditivos con fosfatos.
Consumo excesivo de proteínas
Aunque la proteína es necesaria para el organismo, su exceso puede incrementar los niveles de urea y creatinina en sangre, lo que genera mayor carga para los riñones. Debe moderarse el consumo de:
• Carne roja.
• Pescados y mariscos.
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Finalmente, especialistas señalan que las recomendaciones alimentarias deben ajustarse a cada caso. Por ello, las personas con enfermedad renal deben acudir con un médico o un dietista especializado para recibir un plan de alimentación acorde a su condición y etapa de la enfermedad.
