A tan solo 60 kilómetros de Puerto Vallarta, podemos encontrar un pueblo de gran belleza enclavado en las montañas, donde pareciera que el tiempo se detuvo, con sus pintorescas casitas de paredes blancas y tejados rojos así como sus amaneceres con una espesa neblina que se extiende por todo el pueblo, rodeado de pinos, encinos y robles del bosque de la Sierra Madre.
San Sebastián del Oeste se sitúa a los pies del Cerro de la Bufa en donde se puede disfrutar de la vista panorámica y los románticos atardeceres desde el mirador que se encuentra a 2,411 metros sobre el nivel del mar y en donde podrás ver la sierra boscosa, muchísimas nubes y con la suerte de un día despejado hasta el mar de la Bahía de Banderas.
Es un pueblo de origen minero y entre sus muchos atractivos se encuentran haciendas antiguas como “La Quinta” que elabora un café de altura 100% orgánico y “Jalisco” que data del siglo XIX y que además de hotel también es un museo de minería y se encuentra junto a la entrada principal del pueblo y al frente se extiende un bellísimo campo de agave azul. Cabe destacar que la hacienda no hace uso de energía eléctrica por lo que todo el lugar es iluminado por velas y lámparas de aceite.

El Templo de San Sebastián es sin dudarlo el edificio más atractivo: fue construido en el siglo XVII y a pesar del paso del tiempo, aún conserva varias partes originales y algunas otras han sido reconstruidas manteniendo el estilo arquitectónico original. También se pueden realizar visitas a la Ruta de Minas entre ellas la Mina Santa Gertrudis que tuvo la mayor producción de extracción de plata en el siglo XIX y que tiene una profundidad de 60 metros en línea recta; tampoco puede faltar la visita al panteón antiguo en donde tienen cinco mausoleos de arquitectura morisco-francesa del siglo XIX registrados por el INAH.
El 20 de enero, los habitantes de San Sebastián del Oeste celebran a su santo patrono del mismo nombre con espectaculares charreadas y una feria tradicional. En época navideña, llevan a cabo hermosas y vistosas pastorelas y hacen instalaciones de nacimientos en la zona de los portales.
Sin duda alguna, el título de Pueblo Mágico es bien merecido y los habitantes del lugar se sienten orgullosos de su historia y te recibirán con una gran sonrisa.