A propósito de este Día de Muertos, reflexionamos sobre la tradición de la elaboración de panes de muerto que rememora el momento cuando un pueblo lograba la conquista o rendición de otro y para dejar una demostración tácita del hecho en una ceremonia el sumo sacerdote extirpaba el corazón de una virgen o del líder derrotado para luego en rito proceder a entregarlo como ofrenda.
Sí, ellos se comían el corazón o al menos bebían parte de su sangre. El pan de muerto que hoy conocemos es un predecesor del original que se hacía en la zona de Mesoamérica con una mezcla de amaranto molido y sangre, (luego nos preguntamos por qué los extranjeros creen que en serio hay difunto dentro del pan).
El pan de muertos una historia de victoria que se llevó de la sangre al azúcar
Afortunadamente con la llegada de los españoles omitieron los componentes originales de corazón, cráneo y sangre por pan de trigo y azúcar teñida de rosa o rojo.
Actualmente, el pan de muerto que mejor identificamos es la versión “convencional” que es una hogaza redonda de pan de anís que es un círculo que simboliza el cráneo del difunto con tiras entrelazadas por debajo que representan los huesos que nos conforman, poseyendo una base de anís, esencia de azahar o naranja, recubierto con azúcar blanca o tintada rosa.
Se supone que este pan es redondo porque representa el ciclo interminable de la vida y la muerte, sin embargo, también hay otros tipos de panes que se ponen en la ofrenda de Día de Muertos en nuestro país.
Tipos de pan de muerto que existen en México
En México existen seis tipos de panes de muerto, uno es el “Pan de Ánimas” de la zona mixteca poblana hecho básicamente de masa de bolillo con un poco de canela y piloncillo, sólo que este se hace en forma humanoide.
Por su parte, también está el “Pan de sirena” hecho en Puebla, Oaxaca y Veracruz, se supone que los chinatecos hacían este pan como ofrenda a los “dioses del mar” para conseguir una buena pesca, literalmente es un pan de trigo con una cola de sirena adornada.
Luego está el “Marquesote”, típico del Istmo de Tehuantepec, que aunque se prepara todo el año, este pan cuadrado decorado con betún blanco es típico del día de muertos cuando al glaseado se le añade el nombre del difunto y azúcar roja encima.
Igualmente, en Michoacán está el “Pan de ofrenda” hecho con harina de trigo que toma forma humana o de calaveras y hasta animales, (dependiendo la creatividad del que lo prepare).
Un postre también delicioso del 2 de noviembre son los “Golletes” hechos en el centro del país, particularmente en México y Puebla son una especie de “mini donitas” de yema de huevo con azúcar roja encima.
Finalmente, un tipo de pan con una tradición meramente cristiana son las “Rodillas de Cristo”, hechas en el sur de México y parte de Centroamérica, que es básicamente un bizcocho de trigo y sal que lleva queso arriba del pan, mismo que a veces tiene tinte amarillo o rojo para simbolizar las heridas de Jesús en las caídas rumbo a la cruz.
¿Tú conoces o has probado estos panes?
Los alimentos tradicionales para el Día de Muertos
