Reseña del libro infantil: Laika, una aventura blanco y negro

Laika el libro álbum blanco y negro infantil que nos enseña respeto y tolerancia.

Jessica Martin.
Arte y cultura
Laika

Últimamente han cobrado relevancia los perros en todas las variedades de bellas artes, una de ellas es la literatura, donde los mejores amigos del hombre cada vez protagonizan más libros de todos los géneros, aunque se desplazan “como en su casa” dentro de la literatura infantil.

Desde el libro “Lilo y la propina del día” de Martha Elena Romero a pensar en la película de “Siempre a tu lado” basada en el perro “Hachiko”, los cánidos nos han arrebatado lágrimas, sonrisas y ganas de estrujar a los propios en casa.

Laika

La excepción no sería este maravilloso título, pues “Laika” de Arturo Orduño y Jonathan Farr, es un libro álbum ilustrado en una paleta de colores monocromática, (blanco y negro), basada en una perrita de Cocula que nombrada por su par canino que llevase el mismo nombre fue enviada al espacio en una misión de reconocimiento espacial y se volvería famosa.

Nuestra Laika hace ademán de lo mismo, pues, de a poco la vemos crecer como personaje pasando de ser un can de pueblo a ir a la gran ciudad porque sus padres desaparecieron, obligando a la cachorra a quedarse sin hogar y pasar todas las vicisitudes que un animal en estado de calle podría sufrir.

Hambre, frío, maltratos, agresiones y dolores acompañan a Laika hasta que de poco en poco conoce manos amigas y una serie de personas a las cuales llamar “familia” que le enseñan que el mundo es mucho más grande y basto de lo que pudo imaginar y las personas, somos mucho más que nuestra portada.

Lo que nos deja

El trasfondo de la obra nos habla de personas en situación de abandono, (menores), que son alejados de su hogar, costumbres y tradiciones y se ven expuestos a una familia de acogida o adopciones, a tener que adaptarse a un nuevo contexto, encontrar su propia identidad y luego sufrir discriminación y abusos interraciales en la búsqueda de oportunidades con su nueva “manada”.

Laika, nos lleva de su pata a pensar en el mundo en el que estamos viviendo y cómo de poco en poco vamos haciendo por hacerlo más tolerante, abierto, incluyente y con fronteras desdibujadas.

Y es que como diría Alberto Escobar “somos ciudadanos del mundo”, y ninguna delimitación territorial le quita lo rojo a la sangre.

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