¡Más de 10°C! Así es como las islas de calor urbana afectan a las lluvias
Las ciudades están atrapando el calor como si fueran hornos. Este fenómeno, conocido como “isla de calor urbana”, no solo eleva las temperaturas: también está provocando lluvias cada vez más intensas
Las islas de calor urbanas no son metáforas: son zonas concretas dentro de las ciudades donde las temperaturas pueden ser hasta 10 grados más altas que en áreas rurales. Esto sucede porque el concreto, el asfalto y los techos de los edificios acumulan calor durante el día y lo liberan lentamente durante la noche. En otras palabras: las ciudades no se enfrían.
Este efecto se acentúa por la falta de vegetación, la contaminación y la expansión urbana desmedida. El resultado es un microclima que altera el equilibrio natural y convierte a las ciudades en trampas térmicas.
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¿Cómo las islas de calor intensifican las lluvias en las ciudades?
Cuando el aire caliente sube, arrastra consigo humedad. En las ciudades, ese aire es mucho más cálido debido a las islas de calor, y al encontrarse con capas más frías de la atmósfera, provoca lluvias más intensas. No llueve más veces, pero sí llueve más fuerte y en menos tiempo.
Investigadores del Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático y del Instituto de Geofísica de la UNAM advierten que este fenómeno ya está en marcha, y que para 2050 las principales urbes mexicanas podrían calentarse 2 °C más que el promedio global. Eso significaría lluvias torrenciales más frecuentes, daños a la infraestructura y mayor riesgo de inundaciones.
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Menos árboles, más inundaciones: el costo de perder áreas verdes
La pérdida de áreas verdes y cuerpos de agua ha jugado un papel clave en este proceso. Tan solo entre 2003 y 2006, la CDMX perdió 12% de sus áreas verdes interurbanas. Menos árboles significa menos absorción de agua, menos regulación del microclima y mayor riesgo de desastres naturales.