En el deporte, hay nombres que parecen comunes durante la temporada, pero que se convierten en protagonistas cuando llega la final. No es casualidad ni simple suerte. El fenómeno de los atletas que rinden mejor en los momentos decisivos ha sido estudiado durante años por psicólogos deportivos, entrenadores y científicos del rendimiento.
Mientras algunos se bloquean bajo la presión, otros encuentran en ella el escenario perfecto para elevar su nivel. ¿Qué ocurre en su mente y en su cuerpo cuando todo está en juego?
¿Qué papel juega la presión en el rendimiento deportivo?
La presión suele ser vista como un enemigo, pero en realidad funciona como un amplificador. En atletas preparados, el estrés activa mecanismos que aumentan la concentración, reducen distracciones y mejoran la toma de decisiones. No es que la presión desaparezca, sino que es utilizada a favor.
¿La mente marca la diferencia en una final?
Diversos estudios coinciden en que la fortaleza mental es clave. Los atletas decisivos suelen tener una mayor capacidad para controlar emociones, manejar la ansiedad y mantenerse enfocados en el presente. No piensan en el error pasado ni en el resultado final, sino en la acción inmediata.
¿El cuerpo responde distinto en partidos decisivos?
Sí. En situaciones de alta exigencia, el organismo libera adrenalina y cortisol, sustancias que, bien reguladas, mejoran reflejos, potencia y resistencia. Los atletas que rinden mejor en finales han aprendido —consciente o inconscientemente— a equilibrar esta respuesta física.
¿Se nace con ese carácter o se entrena?
Aunque algunos rasgos de personalidad influyen, el rendimiento en finales también se entrena. La repetición de escenarios de presión, la experiencia acumulada y el trabajo psicológico permiten que un deportista se acostumbre a competir cuando el margen de error es mínimo.
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