El pan de muerto es una tradición muy arraigada en México, especialmente durante el Día de Muertos. Este postre, con su forma redonda que simboliza el ciclo de la vida y la muerte, es un elemento esencial en las ofrendas. Existen diversos tipos y colores de pan de muerto, variando según la región. Para lograr el toque misterioso de este pan, son fundamentales la hoja de tamal y el fuego. Una vez quemada la hoja, se mezcla con azúcar para empanizar el pan. Se derrite mantequilla para bañar el panecito, asegurando que el azúcar lo cubra completamente y le dé su apariencia negra. Se cree que el pan de muerto no solo deleita a los vivos, sino que también funge como alimento espiritual para los difuntos en el altar.
Con información de: Priscila Trejo
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