Imagínalo: levantarte y en vez de tomar el auto, extender tus alas y llegar volando a tu destino. Si los humanos pudieran volar, cambiaría por completo el diseño de ciudades, el transporte y hasta la arquitectura. Las fronteras serían menos relevantes, la logística aérea cotidiana y la movilidad más individualizada. Pero también surgirían nuevos riesgos: colisiones, control aéreo personal y hasta “licencias de vuelo humano”.

Además, volar requeriría un gran gasto energético. Este experimento mental nos recuerda lo mucho que cambiaría nuestra vida si tuviéramos habilidades que hoy parecen solo de cómic.

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