Era una tarde cualquiera, pero para Mariana, parecía el fin del mundo. El sudor frío, la sensación de ahogo y el miedo sin nombre la atraparon de nuevo. En medio del caos, recordó lo que había aprendido en terapia: detenerse, respirar y volver al cuerpo. Así comenzó a recuperar su calma. No estás solo. Las crisis de ansiedad pueden parecer incontrolables, pero existen tres técnicas sencillas y poderosas que puedes aplicar en cuanto sientas que una se avecina. Aquí te las contamos, no como teoría, sino como herramientas de vida.
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¿Cómo usar la respiración para frenar el caos interno?
Cuando sientas que el mundo se derrumba, tu respiración puede ser tu ancla. La técnica 4-7-8 consiste en inhalar durante 4 segundos, mantener el aire por 7 y exhalar lentamente durante 8. Este ritmo comunica al sistema nervioso que no estás en peligro, disminuyendo la frecuencia cardíaca y ayudando a centrarte. Mariana lo hizo mientras se aferraba a su silla. Poco a poco, su mente dejó de girar.
¿Qué tan poderosa puede ser la conexión con el cuerpo?
El método de “puesta a tierra” es otro recurso vital. Observa cinco cosas a tu alrededor, toca cuatro, escucha tres sonidos, huele dos aromas y saborea uno. Esta técnica ayuda a sacar tu atención del miedo y anclarte en el presente. Mariana miró su taza de té, tocó su bufanda, escuchó el reloj... y volvió al ahora.
¿Por qué hablarse a uno mismo puede salvarte?
La ansiedad grita mentiras, pero tu voz interna puede responder con verdad y compasión. Repite frases como: “Esto pasará”, “Estoy a salvo”, “Puedo con esto”. Reestructurar los pensamientos con afirmaciones positivas reduce el pánico. Mariana, frente al espejo, se lo recordó a sí misma. Y resistió.
Estas técnicas no curan, pero sí empoderan. Y eso, en medio de una crisis, puede hacer toda la diferencia.
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