¿Tu planta tiene sed? Descubre el arte de saber cuándo regarla

Cierta tarde, en un rincón soleado del balcón, observé cómo las hojas de mi potus se curvaban con desgano. ¿Sed? ¿Demasiada agua? ¿O solo era drama vegetal? Así comenzó mi travesía hacia el lenguaje secreto de las plantas. Descubrí que no basta con regar cada martes “porque sí”. Cada especie, clima y maceta cuentan una historia diferente. No hay fórmula universal, pero sí pistas claras si aprendes a mirar y tocar.

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Lo primero que debes saber es que las hojas no mienten. Si están caídas, secas o de color apagado, probablemente tu planta tenga sed. Pero si están amarillas o con manchas marrones, ¡cuidado! Podrías estarla ahogando con amor. Otra pista infalible es tocar la tierra: si al hundir tu dedo, sientes sequedad en los primeros 2-3 cm, es hora de regar.

¡Definitivamente! No es lo mismo un cactus que un helecho tropical. Los cactus prefieren que te olvides de ellos un poco, mientras que los helechos te piden humedad constante. Además, en épocas calurosas, el agua se evapora más rápido y necesitarás regar más seguido. También cuenta el material de la maceta: las de barro transpiran, mientras que las de plástico retienen más humedad.

Sí: la técnica del peso. Levanta la maceta antes y después de regar. Con el tiempo, aprenderás a reconocer cuándo está liviana (seca) o pesada (húmeda). También puedes usar medidores de humedad si prefieres una ayuda tecnológica. Lo importante es no regar por rutina, sino por atención consciente. Cada planta es un pequeño mundo… y tú puedes ser su mejor lector.

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