A finales de los 2000, un dibujo de estilo anime que mostraba a una pareja abrazándose se convirtió en el icono definitivo de la estética “emo”. Sin embargo, detrás de esa imagen viral no había una marca, sino a Irene Strychalski, una estudiante que en 2006 plasmó su pasión en un cuaderno escolar sin imaginar que su arte inundaría los perfiles de millones.
Mientras internet evolucionaba, Irene nunca dejó de dibujar. Ese esfuerzo constante la llevó a las oficinas de Marvel Comics, donde hoy es una reconocida artista y escritora. Su nombre aparece en los créditos de títulos como Unbelievable Gwenpool, Silk y Deadpool. Su trayectoria es la prueba viviente de que un dibujo hecho en clase puede ser el primer paso para crear héroes legendarios.
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