El poder del ruido: ¿Por qué algunas mentes piensan mejor en el caos?

Mientras unos buscan silencio absoluto para concentrarse, otros necesitan el bullicio de una cafetería o el zumbido de la calle. ¿Podría el ruido ser aliado de las personas neurodivergentes? Aquí te lo contamos.

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A Pablo lo distrae el silencio. Estudiante de diseño con TDAH, jamás puede enfocarse en su tarea si no tiene música, ruido blanco o incluso una serie de fondo. Al principio pensó que era una manía personal, hasta que descubrió que no estaba solo: muchas personas neurodivergentes, como quienes viven con Trastorno por Déficit de Atención (TDAH), autismo o dislexia, encuentran más fácil concentrarse cuando hay estímulos sonoros alrededor. Lejos de ser un obstáculo, el ruido se convierte para ellos en un filtro natural contra la sobrecarga interna. La ciencia ya está explorando esta fascinante paradoja.

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¿Por qué el silencio puede ser más ruidoso para una mente neurodivergente?

Especialistas en neurociencia explican que las personas neurodivergentes suelen tener una regulación distinta del estímulo sensorial. En ambientes silenciosos, la mente puede llenarse de pensamientos caóticos, distracciones internas o impulsos incontrolables. El ruido externo, en cambio, puede actuar como una especie de “ancla sensorial”, ayudándoles a mantenerse enfocados en una sola tarea.

¿Qué tipo de ruido ayuda a la concentración?

No todo tipo de ruido funciona igual. Muchos prefieren sonidos rítmicos y constantes, como el murmullo de una cafetería, música instrumental o lluvia artificial. Incluso hay playlists diseñadas para este propósito. El secreto está en que el ruido sea predecible y no interrumpa el flujo mental.

¿Es recomendable usar esta técnica en espacios escolares o laborales?

Cada caso es distinto. Mientras para unos el ruido es gasolina para el enfoque, para otros puede ser el detonante del estrés. Por eso, cada vez más escuelas y oficinas adoptan espacios sensorialmente diversos, donde cada persona pueda elegir cómo trabajar mejor. Lo importante es entender que el camino a la concentración no siempre es silencioso.

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