Imagina que tu cerebro es una radio con el volumen emocional al máximo… pero de repente, todo se apaga. Así pueden ser los días para quienes tienen Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH). Hay momentos en los que la emoción desaparece: no hay tristeza, pero tampoco alegría. Solo un estado neutro, plano y desconectado. Aunque suene alarmante, este estado no es una señal de que algo esté mal contigo. Es parte del patrón neurológico del TDAH.
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¿Qué lo causa? ¿Por qué el TDAH me desconecta así?
Las personas con TDAH tienen un sistema de recompensa cerebral que no regula las emociones como el de los neurotípicos. Esto significa que pueden sentir picos intensos de emoción y luego, de pronto, caer en un vacío. A veces el cuerpo y la mente se protegen de tanta estimulación cerrando la puerta por completo. También puede influir el agotamiento mental, la frustración por no cumplir expectativas o incluso el uso de medicamentos. No es depresión, es otra forma de estar.
¿Cómo puedo vivir con esto sin sentirme culpable?
Primero: no te juzgues. Tu forma de sentir —o de no sentir— es real y válida. Hablar con un terapeuta que conozca sobre TDAH puede ayudarte a entender mejor tus ciclos emocionales. Actividades como el arte, la escritura o simplemente caminar pueden reconectar tu sistema emocional. Este “apagón” no te define, es solo una pausa en medio de un camino complejo y único.
Si hoy no sientes nada, no significa que no vayas a volver a sentirlo todo mañana.
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