¿Qué es más importante el refrigerador o la estufa?: los mejores secretos y tips caseros para limpiar tu cocina como un experto
¿Hace cuánto no limpias tu refrigerador? ¿Y la estufa? Estos aparatos esenciales esconden secretos… y gérmenes. Descubre cada cuánto deberías darles una limpieza profunda y cómo hacerlo con trucos caseros.
Todo comienza un sábado por la mañana. Decides cocinar algo especial, abres el refrigerador y... ese olor extraño te recuerda que no lo limpiaste desde la última cena de Navidad. Luego miras la estufa, y las manchas secas de salsa te hacen sentir un poco culpable. Tranquilo, no eres el único. Aunque el refrigerador y la estufa son el corazón de la cocina, muchas veces olvidamos su mantenimiento, acumulando bacterias, grasa y residuos que afectan tanto a la salud como al sabor de nuestros platillos.
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¿Cada cuánto tiempo se debe lavar el refrigerador?
Los expertos en higiene recomiendan limpiarlo al menos una vez al mes. Sí, cada 30 días. Pero si has tenido derrames, alimentos en descomposición o pescados mal cerrados, deberías hacerlo inmediatamente. Un truco casero muy eficaz es mezclar vinagre blanco con bicarbonato, lo aplicas con un trapo y adiós a los malos olores. Vacía todo el contenido, revisa fechas de caducidad y aprovecha para organizar mejor los compartimentos.
¿Y la estufa? ¿Es suficiente pasarle un trapo cada noche?
No. Aunque la limpieza superficial diaria es fundamental, se recomienda una limpieza profunda una vez por semana. Retira las parrillas, déjalas en remojo con agua caliente y jabón, y utiliza una mezcla de limón y sal para desincrustar grasa. Si cocinas a diario, una limpieza más frecuente evitará que se acumule lo más difícil: esa costra de aceite pegada que parece pintura.
¿Qué errores debemos evitar al limpiar estos aparatos?
Uno de los más comunes es usar productos abrasivos que dañan el esmalte o sellos. También es un error no desconectar el refrigerador al limpiarlo, o usar esponjas metálicas en la estufa que rayan el acero. Lo ideal es optar por soluciones naturales, como el jugo de limón, vinagre o bicarbonato, que limpian sin dañar. Convertir la limpieza en rutina, con los productos adecuados, hará tu cocina más segura, higiénica y armoniosa.
Una cocina limpia no solo se ve bien… ¡se siente mejor y cocina mejor!
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