¿Sangre azul de verdad? Esta es la razón detrás de el tipo sanguíneo de la realeza

En la Edad Media, la nobleza europea se enorgullecía de su piel pálida, símbolo de no trabajar bajo el sol. Sus venas azules se veían más marcadas, y nació así la expresión “sangre azul”, como sinónimo de pureza y linaje. Pero fue una mala traducción del latín lo que consolidó el mito: “sangre celestial” (caelesti sanguine) terminó interpretándose como “sangre celeste” o azul.

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Sí, aunque no en los castillos ni por herencia real. La metahemoglobinemia es un trastorno que vuelve azulada la sangre y partes del cuerpo, como labios o dedos. Se debe a una forma anormal de hemoglobina que no transporta oxígeno adecuadamente. Puede ser adquirida por medicamentos como anestésicos o nitritos, o congénita, heredada por ambos padres. La versión leve es estética, pero la grave, tipo 2, puede ser mortal en la infancia.

Quienes la padecen suelen llegar a urgencias con dificultad para respirar, mareos y piel azulada. Si bien puede parecer alarmante, el tratamiento suele ser efectivo, y en una semana se recuperan. En casos hereditarios leves, no hay síntomas más allá del color de piel. Los bebés son más vulnerables, por lo que deben evitarse vegetales con nitratos como espinacas o remolacha en su dieta.

La verdadera “sangre azul” no distingue entre títulos ni castillos. Es un raro desorden hematológico que, aunque suene de cuento, puede afectar a cualquiera. Así que, cuando escuches que alguien tiene sangre azul... quizás deberías preguntarle si ya fue al médico.

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