En Ciudad Guzmán, Jalisco, hay sabores que no se olvidan. Uno de ellos nace del rojo profundo de una fruta milenaria: la granada. Cada septiembre, con las primeras lluvias del temporal y el inicio de las fiestas patrias, se revive una costumbre que ha pasado de generación en generación. El ponche de granada no es solo un refresco: es un emblema de la región, un detalle infaltable en las celebraciones y un guiño a las raíces que corren por las venas del sur de Jalisco.
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¿Cómo se prepara el ponche de granada tradicional?
La receta es tan artesanal como emotiva. Se eligen solo las granadas más dulces, cosechadas en su punto justo. Se desgranan una por una a mano, y se mezclan con licor de caña o aguardiente, un poco de azúcar y, en algunas casas, un toque de canela o clavo. El resultado es una bebida vibrante, dulce y con personalidad, servida bien fría, en vasos que brillan como rubíes bajo el sol de septiembre.
¿Por qué es tan importante para la gente de Ciudad Guzmán?
Porque representa el orgullo local. Las familias se reúnen para preparar el ponche, como si fuera un ritual. En muchas casas se guarda la receta como un secreto celosamente compartido solo entre hijas e hijos. Además, es una bebida que se ofrece a los visitantes como una muestra de hospitalidad y cariño.
¿Dónde puedes probarlo si visitas la ciudad?
Durante las Fiestas de Octubre o las celebraciones del Grito de Independencia, los portales del centro se llenan de puestos que lo ofrecen en botellas decoradas o recién servido. También hay familias que lo venden desde casa, a través de recomendaciones de boca en boca. Probarlo ahí, entre música y alegría, es como beberse un trocito de historia viva.
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