La explosión de una pipa de gas en el Puente de la Concordia, en Iztapalapa, dejó un saldo de 47 personas lesionadas por quemaduras, muchas de ellas con graves consecuencias en su salud.
De hecho, los pacientes en estado más delicado fueron trasladados a la Unidad Especializada para Pacientes Quemados del Hospital Rubén Leñero de la Ciudad de México, donde tres personas permanecen bajo estrictos cuidados médicos.
El impacto físico de este tipo de accidentes es devastador y las imágenes compartidas por redes sociales son aterradoras. Especialistas en cirugía reconstructiva advierten que, aunque varias víctimas fueron vistas conscientes o aparentemente sin dolor tras el siniestro, ello no significa que las lesiones fueran menores.
El cirujano plástico Carlos Ruiz explicó para FIA que la ausencia de dolor en casos de quemaduras severas se debe a que las terminaciones nerviosas quedan completamente dañadas, lo que elimina la sensación de dolor, pero no reduce la gravedad del daño.
En cuanto al número de víctimas mortales, al corte de este martes 23 de septiembre se han reportado 29 personas fallecidas.
⚠️Compartimos la información actualizada sobre el incidente ocurrido en #Iztapalapa:
— Secretaría de Salud Pública de la Ciudad de México (@SSaludCdMx) September 23, 2025
16 personas continúan hospitalizadas recibiendo atención médica
39 ya fueron dadas de alta
Lamentablemente, 29 perdieron la vida
Acompañamos con respeto y solidaridad a las familias… pic.twitter.com/N1r0GghZJF
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¿Cómo se mide la gravedad de las quemaduras?
Para determinar el pronóstico de una víctima con quemaduras se utiliza la “Regla de los 9 de Wallace”, un método que calcula el porcentaje de superficie corporal afectada. Según esta norma, la cabeza y el rostro equivalen a 9% del cuerpo, cada brazo a 9%, cada pierna a 18%, el frente del tórax a 18% y la espalda a otro 18 por ciento. Mientras mayor sea la superficie dañada y más profunda la quemadura, peor es el pronóstico.
Las quemaduras se clasifican en cuatro grados. El primero se relaciona con lesiones superficiales como el enrojecimiento de la piel por exposición solar. El segundo puede ser superficial, con ampollas visibles, o profundo, con afectación severa de las capas de la piel y un tono blanquecino en la zona afectada.
El tercer grado destruye todo el grosor de la piel, mientras que el cuarto alcanza músculos e incluso huesos. En los casos de segundo grado profundo y más aún en los de tercer y cuarto grado, la vida de los pacientes corre un alto riesgo.
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¿Cuáles son las complicaciones a largo plazo de las quemaduras?
Más allá de la emergencia, las personas que sobreviven a accidentes como el ocurrido en Iztapalapa el pasado 10 de septiembre, enfrentan un largo camino de recuperación. Los tratamientos médicos y de rehabilitación pueden extenderse entre 10 y 15 años, incluyendo cirugías reconstructivas, injertos de piel y terapias físicas y psicológicas.
Las consecuencias sociales y económicas también son significativas: quienes sufren quemaduras graves pueden enfrentar limitaciones físicas permanentes, pérdida de movilidad, desfiguración y afectaciones emocionales que requieren acompañamiento especializado, advirtió el especialista consultado.
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