¿Por qué los boxeadores siempre corren? La razón detrás de una rutina clave en el ring y en las películas

En el imaginario colectivo, cada historia de un boxeador comienza con una imagen recurrente: el peleador trotando en calles vacías, envuelto en sudaderas, respirando con fuerza mientras el sol apenas asoma.

Desde “Rocky” hasta los documentales de figuras reales como Julio César Chávez o Muhammad Ali, la escena de correr se ha vuelto un símbolo universal del sacrificio, la disciplina y la preparación física.

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Pero más allá del cine, correr es una práctica fundamental en el entrenamiento de cualquier boxeador profesional o amateur. Su función principal es fortalecer el sistema cardiovascular, aumentar la resistencia y mejorar la recuperación entre rounds.

A diferencia de otras disciplinas, el boxeo exige explosividad y resistencia al mismo tiempo, y el trote de fondo —mezclado con sprints o cambios de ritmo— prepara al cuerpo para ese tipo de esfuerzo intermitente.

Además, correr ayuda a mantener un peso corporal controlado, mejora la capacidad pulmonar y fortalece mentalmente al peleador. Es común que muchos lo hagan al amanecer porque, además del enfoque físico, tiene un componente mental: iniciar el día con una rutina exigente refuerza la autodisciplina y conecta al boxeador con su proceso.

En resumen, correr no es un simple cliché cinematográfico. Es una herramienta real, probada y esencial en la preparación de cualquier boxeador que busca rendimiento, constancia y victoria. En el ring, cada paso cuenta… incluso los que se dan fuera de él.

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