¿Cómo cambia el cuerpo al practicar boxeo? Los efectos visibles y secretos del deporte de los golpes
El boxeo no solo fortalece el cuerpo y la mente, también deja huellas físicas evidentes. Descubre qué partes de tu cuerpo pueden cambiar con el entrenamiento constante y cuáles son solo mitos.
El boxeo es un deporte que exige mucho del cuerpo, tanto en fuerza como en resistencia. Pero, ¿qué sucede físicamente cuando alguien entrena boxeo de forma constante?
Muchas personas se preguntan si el cuerpo se “deforma” o sufre cambios notorios, y la respuesta es que sí, aunque no de forma negativa ni alarmante.
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¿Cuáles son los cambios que se tienen a poco plazo?
Uno de los cambios más visibles ocurre en los nudillos de las manos. Al golpear constantemente el saco o a un oponente, la piel en esta zona se endurece y forma callosidades, una respuesta natural de protección que ayuda a evitar lesiones.
Además, el boxeador desarrolla mayor fuerza en los huesos y tendones de las manos gracias al entrenamiento y la adaptación progresiva.
Pero no solo los nudillos sufren cambios. Las palmas y las muñecas también pueden adquirir callosidades, especialmente por el roce con los vendajes y guantes durante los entrenamientos.
Asimismo, los músculos del torso, brazos y piernas se tonifican y se definen, dando un aspecto atlético que suele llamar la atención.
El boxeo puede generar cicatrices, marcas o moretones producto de los entrenamientos y combates, pero estas no son deformaciones permanentes sino señales del esfuerzo físico.
En cuanto a la estructura ósea, esta no se deforma, pero sí puede adaptarse al estrés del deporte, fortaleciéndose.
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