La NFL ha lanzado un contundente mensaje: nadie está por encima de sus normas. Una investigación liderada por la oficina de cumplimiento disciplinario de la liga reveló que más de un centenar de jugadores y al menos 24 empleados de distintos equipos estuvieron involucrados en la reventa de boletos para el pasado Super Bowl LIX, celebrado entre los Kansas City Chiefs y los Philadelphia Eagles.
La práctica, que infringe las políticas de larga data incluidas en el convenio colectivo, consistió en vender entradas adquiridas a precio de empleado por montos muy por encima del valor nominal. En muchos casos, las cifras se dispararon desde los 2,588 dólares hasta los 10,000 en plataformas de reventa.
“Nuestra investigación ha determinado que varios jugadores y empleados vendieron entradas por encima de su valor nominal, lo cual constituye una violación directa del reglamento”, informó el comunicado oficial de la NFL.
¿Cuál es el castigo que implementó la NFL?
Aunque no se han revelado nombres, se confirmó que estas entradas fueron canalizadas a través de intermediarios vinculados a revendedores profesionales. El castigo no se hizo esperar: quienes incurrieron en esta práctica deberán pagar una multa equivalente a 1.5 veces el precio original de cada entrada y quedarán vetados para adquirir boletos de los próximos dos Super Bowls —salvo que participen en el encuentro.
Además, la NFL advirtió que aquellos que se nieguen a aceptar la sanción podrían enfrentar suspensiones por decisión del comisionado Roger Goodell.
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