¿Por qué los boxeadores zurdos incomodan tanto a sus rivales?

Desde amateurs hasta profesionales, enfrentar a un boxeador zurdo sigue siendo un reto incómodo. ¿Por qué se les teme tanto en el ring? Analizamos las razones técnicas y psicológicas detrás de uno de los dilemas más comunes del boxeo moderno.

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En el mundo del boxeo hay muchas reglas no escritas, y una de ellas, aunque no se dice en voz alta, es clara en gimnasios y carteleras: si puedes evitar a un zurdo, hazlo.

Esta regla tácita ha pasado de generación en generación, y sigue vigente en cualquier nivel, desde el boxeo amateur hasta las grandes ligas del profesionalismo. Pero ¿por qué ocurre esto? ¿Qué hace que un zurdo sea tan incómodo de enfrentar?

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Una cuestión de costumbre

La mayoría de los boxeadores crecen entrenando contra rivales diestros. El 90% de los peleadores en el mundo tienen la guardia ortodoxa (diestros), por lo que los entrenamientos, combinaciones y estrategias están diseñadas bajo ese parámetro. Cuando aparece un zurdo, todo cambia.

Los ángulos de ataque se modifican, la dirección de los golpes se invierte y los movimientos defensivos que funcionan con un diestro pueden volverse inútiles ante un zurdo. En otras palabras, el zurdo obliga a reaprender.

Ventajas naturales del zurdo

Un boxeador zurdo lanza sus golpes desde un ángulo menos habitual. Su mano izquierda se convierte en el arma principal, mientras su posición corporal le permite evitar algunos impactos con mayor naturalidad. A esto se suma que muchos zurdos también entrenan contra diestros, por lo que ya conocen mejor el panorama que su rival.

Además, la colocación del pie delantero (clave en la batalla por la posición) suele favorecer al zurdo, ya que su pie exterior suele quedar por fuera del del diestro, permitiéndole atacar con ventaja y esquivar con más facilidad.

No es magia, es estrategia

Eso sí: ser zurdo no garantiza el éxito. Muchos zurdos tienen que enfrentar desafíos técnicos, sobre todo cuando su estilo se vuelve predecible. Sin embargo, cuando un zurdo sabe usar su guardia con inteligencia y mezcla velocidad, ángulos y ritmo, se convierte en una amenaza real, incluso para campeones consolidados.

Casos que lo demuestran

A lo largo de la historia, el boxeo ha visto a zurdos dominar el panorama: Manny Pacquiao, Pernell Whitaker, Teófimo López (ambidiestro, pero con poder zurdo) o Vasyl Lomachenko han sido ejemplos de lo incómodo que resulta enfrentar a alguien que “piensa al revés” dentro del cuadrilátero.

Muchos de ellos no sólo ganaban por técnica o poder, sino por su capacidad de descolocar a rivales acostumbrados a un patrón completamente distinto.

¿Mito o realidad?

Aunque hay quienes consideran que el “problema zurdo” está sobrevalorado, lo cierto es que buena parte de los entrenadores prefieren evitar ese tipo de duelos, al menos mientras su pupilo no haya acumulado la experiencia necesaria.

En el boxeo moderno, donde los estilos hacen las peleas, encontrarse con un zurdo es como intentar resolver un acertijo con piezas que no encajan del todo.

Y en un deporte donde cada milisegundo y cada golpe pueden marcar la diferencia, pocos quieren correr ese riesgo.

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