Cuando la oscuridad cayó en el Auditorio Guadalajara, los primeros acordes de Ride the Lightning anunciaron una noche que pocos olvidarían. Los finlandeses de Apocalyptica tomaron los chelos, la batería, la distorsión y el legado de Metallica para prender una noche tapatía de headbanging, nostalgia y pura energía.
¿Qué lo hizo épico el concierto de Apocalyptica en Guadalajara?
La entrada con The Ecstasy of Gold —tema icónico de Metallica— puso a todos en tensión. Cuando explotó el primer riff, el público reaccionó al unísono; celulares al aire, gritos, cuerpos vibrando al ritmo de los chelos. Apocalyptica no se fue por lo fácil: versionaron clásicos como Enter Sandman, Master of Puppets, One, Seek & Destroy y For Whom the Bell Tolls, con la intensidad de guitarras eléctricas pero mantenido en cuerdas.
El contraste —la solemnidad del instrumento versus la ferocidad del metal— dio como resultado un show distinto, apasionado, casi ritual. Más allá del homenaje, la banda demostró que su propuesta sigue viva: cada cello sonó con alma, técnica y fuerza, confirmando que el metal puede reinventarse y mantenerse vigente.
Para quienes asistieron fue una noche de comunión sonora, de gritos compartidos y de esos momentos que hacen vibrar el pecho. Apocalyptica no solo rindió tributo a Metallica… lo volvió suyo, con violonchelos al frente.












