En los años dorados de los ochenta, Locomía deslumbró con sus abanicos gigantes y coreografías imposibles. Pero la fama no duró para siempre: uno de sus integrantes, el pianista Luis Font, vivió la pesadilla de caer en la ruina, tocar fondo y acabar pidiendo monedas en el metro.
Hoy, entre poco a poco reconstruye su vida.
¿Qué pasó con Luis Font después del éxito con Locomía?
Luis Font -integrante de Locomía desde los 16 años- vivió el sueño pop del espectáculo: giras, fama, brillo. Pero la relación con su hermano, también parte del proyecto, fue tormentosa y dejó cicatrices profundas.
Tras abandonar la banda en 1997, cayó en una depresión devastadora. Se refugió en las adicciones, perdió el camino, la familia y terminó viviendo en las calles de Madrid durante más de un año y medio.
¿Cómo lo ayudó una familia mexicana?
Cuando ya parecía que no había salida, Luis llegó a Morelia, Michoacán. Allí lo encontró una familia que lo acogió sin preguntas. Le dieron techo, comida y, lo más valioso, cariño. Fue la chispa que lo encendió de nuevo. Lentamente comenzó a “reconstruirse”, redescubrir la dignidad y sanar.
¿Qué nos deja la historia de Luis Font?
- La fugacidad de la fama: del estrellato al anonimato en un parpadeo.
- El poder de la empatía: una familia común le devolvió la vida.
- La música como puente de esperanza: aún tocando en calles, sigue existiendo ese músico que deslumbró.
La vida de Luis Font nos recuerda que detrás de los reflectores hay personas, con caídas y segundas oportunidades. Y que, en cualquier momento, la compasión puede cambiarlo todo.
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