Guadalajara, a pesar de ser una ciudad pequeña de apenas 15,000 habitantes en 1810 y no ser capital de un estado inexistente aún, jugó un papel fundamental en la Independencia de México. Siendo la segunda ciudad más importante del virreinato después de la Ciudad de México, recibió a Miguel Hidalgo en diciembre de 1810, quien permaneció hasta enero de 1811. En junio de 1821, el ejército insurgente entró por San Pedro Tlaquepaque, y la Virgen de Zapopan fue proclamada generala de las tropas en la catedral, un acto político y religioso que precedió a la entrada del ejército trigarante en la capital.

Con información de: Cecilia Cerna

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