En los palacios de Europa, la idea de que la realeza tenía “sangre azul” no solo servía para marcar una diferencia simbólica entre nobles y plebeyos. También tenía un sutil origen fisiológico. A lo largo de los siglos, muchas casas reales, como la de los Habsburgo o los Borbones, practicaron matrimonios entre parientes para preservar la “pureza” de su linaje. Esto provocó, entre otros efectos, la concentración de un tipo sanguíneo raro: el Rh nulo, también conocido como “sangre dorada”.
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¿Cuántas personas en el mundo cuentan con este tipo de sangre?
Este tipo de sangre es tan escaso que solo unas 50 personas en todo el mundo la tienen registrada. Su ausencia total de antígenos Rh lo convierte en un recurso universal para transfusiones, pero también en algo extremadamente riesgoso para quienes lo poseen. Si necesitan una transfusión, su compatibilidad es casi nula.
¿Por qué la piel clara hacía visible la “sangre azul”?
El mito también tiene raíces visuales. Las clases altas europeas solían evitar el sol, lo que les daba una piel muy pálida. En esas condiciones, las venas se veían más marcadas y con un tono azulado. Para los plebeyos, que trabajaban bajo el sol, la diferencia era tan notoria que la idea de que los nobles tenían sangre azul se volvió una creencia común.
¿La “sangre dorada” tiene relación con la realeza moderna?
Aunque no hay evidencia directa de que algún miembro de la realeza actual tenga sangre Rh nulo, la genética no miente. Las líneas genealógicas de muchas familias nobles europeas coinciden con las regiones donde más casos se han registrado. A veces, los mitos tienen raíces más profundas de lo que imaginamos.
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