Durante las celebraciones decembrinas es frecuente aumentar el consumo de azúcar, lo que puede generar sensaciones de cansancio, malestar físico o hinchazón. Ante esto, muchas personas optan por reducir drásticamente su alimentación en los días siguientes. Sin embargo, especialistas en nutrición señalan que la mejor estrategia es retomar rutinas equilibradas y sostenibles, en lugar de aplicar dietas restrictivas.
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La dietista Marissa Beck explicó a la revista EatingWell que el paso principal es regresar a hábitos de autocuidado, prestar atención a las señales de hambre y saciedad, y priorizar comidas completas que incluyan proteínas, fibra y grasas saludables. Este enfoque contribuye tanto al bienestar físico como al emocional.
Aunque suele pensarse que omitir el desayuno ayuda a compensar el exceso previo, los expertos indican que esta práctica puede generar el efecto contrario. Un desayuno con suficiente proteína y fibra favorece la estabilidad de la glucosa en sangre, aporta energía y reduce la probabilidad de antojos durante el día. Algunas opciones recomendadas incluyen yogur griego con fruta y semillas, huevos con verduras o avena integral.
Saltarse comidas para corregir un consumo elevado de azúcar puede activar las hormonas del hambre, lo que incrementa el riesgo de comer en exceso más adelante. Por ello, Beck sugiere mantener horarios regulares con comidas y refrigerios balanceados, como un yogur con fruta a media mañana, un plato que combine cereales integrales, proteína y verduras en la comida, y una cena con proteína magra, vegetales y una porción moderada de carbohidratos. El objetivo es evitar ciclos de restricción y exceso sin recurrir a dietas, ayunos prolongados o conteos estrictos de calorías.
En cuanto al azúcar, especialistas coinciden en que no es necesario eliminarla por completo. La Universidad de Harvard señala que muchos alimentos naturales contienen azúcares de forma inherente, y que la atención debe centrarse en reducir los azúcares añadidos. De acuerdo con las Guías Alimentarias para los Estadounidenses, la mayor parte del azúcar añadido proviene de bebidas endulzadas, postres, botanas dulces, bebidas de café o té azucaradas, dulces y algunos cereales de desayuno.
La Asociación Americana del Corazón recomienda no superar los 24 gramos diarios de azúcar añadido en mujeres y 36 gramos en hombres, promoviendo una reducción progresiva.
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Además de la alimentación, existen acciones que pueden ayudar tras un consumo elevado de azúcar, como realizar caminatas para favorecer la regulación de la glucosa, mantenerse hidratado y evitar asociar los alimentos con juicios de valor. La nutricionista Alexis Silver señala que consumir más azúcar de lo recomendado puede ocurrir en distintos momentos y que los hábitos a largo plazo son los que influyen de manera decisiva en la salud. Asimismo, indica que si los episodios de consumo excesivo son frecuentes o generan malestar emocional, acudir con un profesional de la salud puede ser un paso importante para mejorar la relación con la comida.