En un mundo dominado por pantallas, teclados y mensajes instantáneos, la escritura a mano parece haber quedado relegada a los cuadernos escolares o a la nostalgia. Sin embargo, diversas investigaciones científicas confirman que escribir a mano, especialmente en letra cursiva, ofrece beneficios cognitivos que la tecnología no puede replicar. Así lo explica el doctor Salvador Echeagaray, académico de la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG), quien destaca que este tipo de escritura activa conexiones neuronales únicas.
Muchos recuerdan que al escribir apuntes o incluso “acordeones” en la escuela, el simple acto de redactarlos ayudaba a memorizar la información sin necesidad de consultarlos después. Este fenómeno tiene una base científica: al escribir a mano se involucran procesos motores, visuales y cognitivos de forma simultánea, lo que facilita la retención del conocimiento.
Aunque en el teclado también se utilizan las manos, el movimiento repetitivo y limitado de presionar teclas no genera el mismo impacto cerebral que trazar letras de forma manual. En especial, la letra cursiva obliga al cerebro a anticipar movimientos, enlazar caracteres y mantener una atención constante durante todo el proceso.
¿Por qué escribir en letra cursiva mejora el aprendizaje?
De acuerdo con una investigación encabezada por Karin James, profesora de Ciencias Psicológicas y Cerebrales de la Universidad de Indiana, aprender letras mediante escritura manual activa redes neuronales que permanecen inactivas al escribir en computadora. Entre ellas se encuentra una zona del cerebro relacionada directamente con la lectura, lo que explica por qué quienes practican la escritura cursiva suelen desarrollar una mejor comprensión lectora.
Estos hallazgos han llevado a que en más de 20 estados de Estados Unidos se impulse nuevamente la enseñanza de la letra cursiva en las aulas, reconociéndola no solo como una forma estética de escritura, sino como una herramienta pedagógica con impacto neurológico.
Entre las principales ventajas de escribir en cursiva destaca la agilidad: al no levantar el lápiz entre cada letra, el trazo fluye de manera continua, lo que permite escribir con mayor rapidez. Est ritmo constante favorece también la concentración, ya que el escritor debe prestar atención a las conexiones gráficas entre los caracteres.
El académico Salvador Echeagaray afirmó que beneficio relevante es el desarrollo cognitivo. La letra cursiva exige mayor conciencia de la estructura de las palabras, lo que refuerza la ortografía y el uso correcto de acentos, que generalmente se colocan al finalizar la frase. Además, este tipo de escritura fortalece la motricidad fina, al requerir precisión en los movimientos y coordinación entre mano y cerebro.
La dimensión estética tampoco es menor: la cursiva permite personalizar los trazos, añadir adornos y generar un estilo propio, lo que incrementa la motivación por escribir. Incluso, como señala el propio académico con humor, facilita comprender la caligrafía de generaciones pasadas, como las cartas manuscritas de los abuelos.
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